Historia del anime (IV). Los animes de los 60

Toei animation historia del anime IV

1945. La 2ª Guerra Mundial había acabado, pero la moral japonesa ya no iba a ser la misma. Después de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, parecía que la población estaba lista para someterse al yugo cultural que imponía la occidentalización forzada de los Estados Unidos de América. Esto se transmitiría también a los animes de los 60.

Pero esta llegada de las tropas aliadas terminó siendo positiva para la animación japonesa, porque ahora contaba con otras vías de financiación y podía enfocarse en explorar temas que no tenían que ver con la guerra. Así fue cómo los animadores jóvenes y veteranos se unieron para reflotar la industria, creando nuevos estudios e intentando llegar hasta el público televisivo en la nueva era del entretenimiento en masa.

Vamos a contarte cómo nació la compañía clave para entender el anime moderno, Toei Animation, y te diremos cómo Osamu Tezuka logró llevar sus mangas a la pequeña pantalla para convertirlos en un fenómeno cultural en occidente con Mushi Productions. ¿A que tienes ganas de descubrirlo?

LOS PRECURSORES DE TOEI ANIMATION

El anime había avanzado mucho desde que nació en el año 1917. De los cortometrajes mudos de apenas 3 minutos se había pasado a pequeñas obras audiovisuales hechas en celuloide, con una historia, efectos de sonido, voces y música para ambientar las escenas. Gran parte de ello se lo debemos a Kenzo Masaoka, pero hubo otros maestros del anime como Sanae Yamamoto que estaban decididos a restaurar la producción de un género que llevaba años enfocado solo en la propaganda de guerra.

En 1945, presionados por las actividades censoras de la Supreme Commander of Allied Forces (USA) en Japón, Kenzo Masaoka, Yasuji Murata, Taiji Yabushita y Sanae Yamamoto decidieron fundar la Nueva Compañía de Animación Japonesa (Shin Nihon Dōga Sha). En ella trabajaban cerca de 100 animadores, que en el espacio de tres años pudieron sacar a la luz una obra del propio Masaoka –Sakura (1946)- y de un recién incorporado al estudio: Masao Kumagawa –The magic pen (1946)-.

La falta de presupuesto obligó a Masaoka y a Yamamoto a fundar una compañía aparte con el amparo de una productora nueva en el mercado, Toho, que promocionaba películas para niños: la Compañía Japonesa de Animación. Esto les permitió la libertad artística suficiente para dar vida a la última trilogía de Kenzo Masaoka, Tora-Chan (1947). Con ella se ponía fin a la dirección del maestro, que contaba con sus fieles compañeros Yasuji Mori y el propio Kumagawa a cargo de la animación.

No tuvieron mucho tiempo para pensar en el futuro, porque una nueva compañía de nombre Toei decidió adquirirla dentro de su ambicioso proyecto de entretenimiento animado para Japón. Fue así como, en 1956, nació Toei Animation, un estudio en forma de corporación que aspiraba a traer las ideas de la animación occidental al país para convertirse en el «Disney de oriente».

Trilogía de Tora-chan. Fuente: Youtube

LA LLEGADA DE TOEI ANIMATION

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Hiroshi Okawa, primer director de Toei Animation. Fuente: Find a grave.

Hiroshi Okawa tenía un gran plan para llevar a Toei Animation a lo más alto en la industria del entretenimiento. El director de esta nueva empresa mandó una delegación a Disney para conocer sus técnicas de animación, invitando a sus directivos a venir a Japón, y construyó un edificio similar al de ellos en Tokio, que se conocía como «el palacio de paredes blancas con aire acondicionado”.

El objetivo del director de la empresa era crear obras que pudieran llegar a públicos muy amplios formados por «niños, adolescentes, familias de clase baja y campesinos». Okawa puso al frente del proyecto al estudio de Yamamoto con sus 35 animadores, encargados de instruir a jóvenes promesas para realizar su primer largometraje.

Imagen del museo de Toei Animation en Tokyo animes 60
Museo de Toei Animation en Tokyo. Fuente: gotokyo.org

Hakuja-Den: el primer anime a color

La estrategia dio resultado. La primera película a color en la historia del anime, Hakujaden o El cuento de la serpiente blanca (1958), era la adaptación de un cuento chino sobre un chico llamado Xu Xian y una serpiente blanca que adopta la apariencia humana de una mujer, Bai Niang. Los creadores decidieron mantener los nombres y los paisajes chinos como una muestra de simpatía frente a las tensiones entre este país y el japonés.

La producción de la película duró dos años, en los que más de mil animadores de toda índole fueron pasando por las amplias oficinas de Toei Animation bajo la mirada del director Taiji Yabushita. Coordinados en dos equipos a cargo de los animadores líderes más veteranos, Yasuji Mori y Akira Daikubara, muchos de ellos iban recibiendo formación y encontrando su primer trabajo en la incipiente industria del anime. Tres de ellos fueron el influyente Yasuo Ōtsuka, mentor de Hayao Miyazaki, Daikishiro Kusube y el conocido Rintaro, que ha participado en muchas de las películas más famosas de los últimos 50 años.

Finalmente, Hakujaden llegó a los cines japoneses, y a los americanos, en el año 1959. Fue así como se convirtió en la segunda película de anime que aparecía en la gran pantalla estadounidense, solo después de la segunda que había creado la propia Toei ese mismo año: Magic Boy (1959). Los personajes, y sobre todo los animales que replicaban el estilo Disney, ayudaron a que fuera un auténtico éxito reconocido en varios festivales internacionales.

Tráiler de Hakujaden en japonés. Fuente: Youtube

A estas dos películas siguieron otras como Alakazam el Grande (1960), basada en la obra de Osamu Tezuka; El hermano huérfano (1961) o Simbad el marino (1962); la primera película de anime estrenada en España. Todas ellas dirigidas por Yabushita, iban adaptando cuentos occidentales al estilo de Toei Animation, creando un estándar de animación que iba a marcar la forma de ver el anime en los años posteriores.

10 SERIES DE ANIME DE LOS 60

El éxito de estas películas, que iban conquistando al público de todo el mundo, dio pie a que el anime llegara también en forma de series que se transmitían en las televisiones de Japón. El primer corto ya había aparecido en 1960, Three tales, y la primera serie que había llegado a la TV era Instant History en 1961. En otras palabras, ya se había preparado el camino para que Toei Animation y otras empresas como Mushi Productions, del gran Osamu Tezuka, pudieran impulsar la calidad y la duración de las series animadas en la pequeña pantalla.

Estas son las 10 series de anime que marcaron los años 60, la época que vio nacer este tipo de formato en televisión.

Astroboy (1963)

Opening de Astroboy en inglés. Fuente: Youtube.

Astroboy es, probablemente, la serie más importante en la historia del anime. Obra del padre del manga Osamu Tezuka, narra las aventuras de un robot hecho a imagen y semejanza del hijo de un famoso científico. El chico no tardará en descubrir que no es humano, y que además tiene poderes especiales, así que se marchará para enfrentarse a numerosos enemigos y encontrar su propia identidad.

Mushi Productions produjo esta serie en 1963, basada en el manga del propio Tezuka, y consiguió que fuera la primera que llegaba hasta el público estadounidense de la época, causando una auténtica sensación entre los más jóvenes. Astroboy fue a la animación japonesa lo que los Beatles fueron para el rock: una auténtica revolución que introdujo por primera vez un estilo cultural de un solo país a otra civilización.

Importante porque: fue la primera serie en exportar el anime a occidente

Ket Pepito, el niño lobo(1963)

Opening de Ket Pepito, el niño lobo, de Toei Animation. Fuente: Youtube

Isao Takahata y Hayao Miyazaki hicieron dupla por primera vez para dirigir y animar la primera serie de Toei Animation en televisión, que vio la luz en 1963: Ket Pepito, el niño lobo. Narraba la historia de Ken, un pequeño niño criado entre lobos, que debía salvar a sus hermanos de los peligros que el hombre representaba para la naturaleza.

Esta serie es innovadora, también, porque fue una de las pioneras en el patrocinio de marcas. Estaba patrocinada por Morinaga Candy Company, una empresa de dulces y chocolates con mucha influencia en Japón que ayudó a Toei a sufragar los enormes costes que llegaron a tener los 86 episodios de vida de la serie.

Importante porque: unió el destino de los genios Takahata y Miyazaki

Gigantor (1963)

Gigantor, la primera serie sobre robots. Fuente: Youtube

Cuando Gigantor llegó a las pantallas niponas en 1963, adaptado del manga Tetsujin 28-Go de Mitsuteru Yokoyama, no sabía que estaba haciendo historia. Está basada en las aventuras de un joven llamado Shotaro Kaneda, que controla un robot gigante con el nombre de Iron-Man 28, construido por su padre a través de un control remoto.

A este anime se le atribuyen varios logros. El primero, haber creado el género de los robots gigantes, que influiría en todos los animes mecha que estaban por venir. El segundo, haber empezado el género shotacon o kinki, marcado por la atracción hacia protagonistas pre-pubertosos con un gran atractivo por su ropa ajustada o por su comportamiento más maduro de lo habitual.

Importante porque: fue la primera serie de anime sobre robots

Fujimaru del viento (1964)

Opening en español de Fujimaru del viento. Fuente: Youtube

1964 fue testigo de otra serie que sentó las bases de los animes de fantasía épica: Fujimaru del viento/El pequeño samurái. Una historia sobre un aprendiz de ninja que debía evitar la destrucción de todo Japón con la ayuda del poder del viento.

Hayao Miyazaki y Yasuji Mori eran los animadores a cargo de esta gran serie de Toei Animation que, una vez más, estaba promocionada por una empresa: la farmacéutica Fujisawa. ¿Te suenan sus fondos? Puedes encontrar la influencia de este viejo anime en infinidad de series y películas animadas sobre ninjas, o relacionadas con el período Edo medieval de Japón.

Importante porque: fue el primer anime de ninjas

Kimba, el león blanco (1965)

Opening de Kimba, el león blanco. Fuente: Youtube

Mushi Productions continuó su exitosa emisión de series para televisión con una que marcaría la historia del anime: Kimba, el león blanco (1965), la primera serie de anime hecha a todo color. Estaba centrada en el cachorro de león Kimba, que ha perdido a su padre a manos de unos cazadores furtivos, y que cuando vuelve a la jungla se da cuenta de que un tirano león ha tomado el control. Gracias a sus amigos el tucán y una pequeña leona, tendrá que descubrir cómo derrocarlo para traer la paz al mundo animal.

La serie fue un éxito en Japón y también en Estados Unidos, hasta el punto de que muchos ven en la película de Disney El Rey León (1994) un pequeño plagio a la obra de Osamu Tezuka. La similitud está en los personajes, en el ambiente y en la propia historia, pero nunca ha habido acciones legales. Si no nos crees, solo te decimos que Simba iba a ser un león blanco. Y si aún no nos crees… ¡mira el vídeo de este artículo!

Importante porque: fue la primera serie de anime a todo color

Sally, la bruja (1966)

Opening the Sally, la bruja primera serie a color de Toei Animation. Fuente: Youtube

Toei Animation respondió a Mushi Productions eligiendo un anime nuevo para hacerlo a color. El estudio decidió que la responsabilidad recayera en Sally, la bruja (1966), una serie que no tardó en hacerse famosa en Europa en los 70, sobre todo, en las televisiones de España e Italia. En ella, una princesa maga baja a la Tierra desde el mundo de las brujas para conocer a nuevas amigas humanas, que le ayudarán a tener una vida normal mientras ocultan su secreto al mundo.

Hablamos de la primera serie del género Shōjo, pero también del subgénero de las «Chicas mágicas». Es el primer anime dirigido a un público joven femenino, en el que aparecen chicas con poderes mágicos que aparentan vivir vidas comunes mientras se enfrentan a enemigos de un mundo fantástico.

Importante porque: fue precursora del género Shojo

Speed racer (1967)

Intro de Speed Racer en inglés. Fuente: Youtube

Basada en el manga de Tatsuo Yoshida, Speed Racer o Meteoro en España, es una de las series de anime más comerciales de la época de los 60. Sigue la aventura del joven piloto Meteoro, que conducía el espectacular coche de carreras March 5 y soñaba con formar parte de las carreras de coches más importantes de todo el mundo.

Fue una de las primeras series del estudio Tatsunoko Production, que nació en 1962, y que bajo la dirección del legendario mangaka Tatsuo Yoshida llegaría a producir otro gran éxito en los 70: Gatchaman. Si te interesa, es una de las series de esta época que aún puedes ver por su trama, sus toques de humor y lo bien hechos que están sus personajes.

Importante porque: fue la primera serie de anime de carreras

Fantasmagórico (1967)

Opening de Fantasmagórico/Ōgon Bat. Fuente: Youtube

Ōgon Bat fue uno de esos animes que traspasaron fronteras, e hicieron historia también fuera de las costas japonesas. La trama seguía a Fantasmagórico, un superhéroe de la Atlantis perdida que enviaron 10.000 años adelante en el tiempo para enfrentarse a los enemigos que intentaban destruir la Tierra. Entre sus superpoderes, se encuentraban algunos tan conocidos como la invulnerabilidad, la fuerza o sus habilidades para el vuelo.

Estamos ante el primer superhéroe de la historia. Sí, antes de de que existieran Superman o Batman, Fantasmagórico (1931) era uno de los mangas más leídos en Japón. Takeo Nagamatsu y Suzuki Ichiro querían crear un héroe que estuviera basado en la ciencia, y que terminó sobreviviendo a la 2ª Guerra Mundial para ser exportado a las costas de Alemania, Francia o España con mucho éxito.

Importante porque: introdujo al primer superhéroe del anime

Sazae-San (1969)

Opening de Sazae-San. Fuente: Youtube

¿Sabes cuál es el anime más largo de la historia? Sazae-San. Esta serie comenzó a emitirse en Fuji TV el 5 de diciembre de 1966, narrando las desventuras de una familia tradicional japonesa en su día a día: celos, peleas, mudanzas e historias de todo tipo que mantienen al público japonés enganchado a la televisión más de cincuenta años después.

Está basado en el manga original de Machiko Hasegawa (la primera mangaka mujer), que empezó a serializarse en tiras cómicas de periódico hasta la muerte de la autora en 1974. Eso no evitó que se siguieran lanzando capítulos del anime de forma ininterrumpida hasta el año 2020, alcanzando una cifra de Guinness World Record: ¡8.100 episodios!

Importante porque: es la serie de anime más larga de la historia

Dororo (1969)

Opening de Dororo, de Osamu Tezuka. Fuente: Youtube

Osamu Tezuka no podía despedir el decenio sin llevar al anime otra de sus obras predilectas: Dororo. Esta narraba la vida de un samurái japonés, que pierde todas sus extremidades al nacer por un pacto que hace su padre con 48 demonios. Unos años después, un curandero le ayuda a recuperar sus piernas y sus brazos, que utiliza para deambular perdido por los bosques japoneses. Un día se encuentra al joven Dororo, con el que empieza una nueva aventura por el país.

Mushi Productions se encargó de producir esta primera pieza para el World Masterpiece Theater anime, un contenedor televisivo organizado por Calpis Comic Theatre donde cada año se presentaba una serie distinta en la televisión. Dororo fue una de las más sangrientas y perturbadoras que se lanzaron en el Theatre antes de que empezaran a producirse obras infantiles en los 70 como Heidi o Marco.

Importante porque: fue precursor del anime shonen

EL COMIENZO DE UNA ERA

Toei Animation, Mushi Productions y otros estudios de animación habían preparado el camino para la difusión del anime dentro y fuera de Japón. Las películas aún estaban en los cimientos a nivel comercial, porque solo salían una o dos cada año, pero las series estaban floreciendo con temas cada vez más variados: fantasía, ninjas, chicas mágicas, robots que salvaban al mundo, superhéroes vanidosos…

El final de los 60 ya encontraba al anime con un pie y medio puesto en las mentes occidentales. Ninguna serie había alcanzado el rotundo éxito que supuso Astroboy en 1963, pero algunas como Speed Racer ya contaban con subtítulos en las televisiones europeas, mientras que otras como Gigantor ya habían recibido un primer doblaje al idioma inglés. Además, mientras que el blanco y negro era predominante en las escenas, la financiación cada vez permitía tener más animes hechos a color para ganarse el ojo y el corazón de la audiencia.

En este contexto, la popularidad del anime no tardó en despegar y cada vez se necesitaban más animadores bien formados que pudieran adaptarse a los intensos horarios que requerían los estudios japoneses. Fue aquí donde entraron en juego las futuras promesas de Toei Animation y Mushi Production, que ya habían participado en algunas de las películas y series más queridas de los años 60. Era el momento de que brillaran con luz propia y fueran dando forma al anime moderno tal y como lo conocemos hoy en día.

Era el comienzo de una nueva era para el anime.

Mural con animes de Nippon Animation, estudio autor de Heidi, Maya o Marco. Fuente: Pinterest


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